Recuerdo hace 10 años estaba caminando por Santiago, probablemente con mi padre y pasaba cerca de un quiosco en donde vendían un diario donde se hablaba de que el amistoso que jugaría Chile contra Alemania se había suspendido. ¿La razón? el suicidio del portero del Hannover 96 Robert Enke, quien si bien no era parte de la nomina para ese partido, si había participado previamente en la selección. Yo en aquel entonces era un adolescente que no comprendía que carajos pasaba en mi vida, pero sin saberlo, no era tan diferente a lo que pudo haber pasado con Robert.
Por aquel entonces yo estaba en Santiago a raíz de un problema a la espalda que tenía y solo podía tratarlo allá (vivía en Iquique), pero al mismo tiempo era diagnosticado de depresión. De hecho, desde 2008 que he llevado consumiendo medicamentos durante distintos períodos y sé lo difícil que es vivir con esa enfermedad. Hay períodos en que estoy bien, pero otros en que me siento horrible, en los cuales simplemente quiero desaparecer y no tengo las energías para relacionarme con otras personas o simplemente no hacer nada. Pero hay otro problema, y es lo difícil que es hablar de esta enfermedad, en buena parte porque no todos comprenden lo que es tener depresión.
Robert Enke tenía lo mismo que yo. Durante su carrera solo las personas más cercanas a el sabían del problema que pasaba Enke, todo esto mientras tuvo que ser el portero en un Borussia Monchengladbach que descendía a segunda división, un Benfica en donde a pesar que el club no estaba en una buena época si había sido un lugar agradable para Robert, un Barcelona en donde las cosas empezaron a empeorar y un infierno en el Fenerbahçe, mientras empezaba de nuevo en Tenerife y encontraba la estabilidad en Hannover 96. De hecho, cuando leía su biografía escrita por Ronald Reng llamada "Una Vida Demasiada Corta" hubieron momentos en que me identifiqué mucho con él (por ejemplo las crisis de pánico o el no sentirse contento a pesar de hacer las cosas bien) pero otros que hubiera deseado que jamás hubieran sucedido. Por ejemplo, la derrota 8-2 del Monchengladbach ante el Bayer Leverkusen por Bundesliga en 1997/1998, el 3-2 de Novelda sobre Barcelona en la Copa del Rey de 2002/2003 o el Eintracht Trier eliminando en la DFB Pokal al Hannover 96 por 3-1. Me encanta cuando en torneos como la Copa del Rey o la Pokal los equipos pequeños derrotan a los grandes, pero saber de las consecuencias que tuvieron ambos partidos en la vida de Enke me hacen lamentar mucho los resultados.
Y es que a raíz de lo sucedido en sus pasos por Barcelona y Fenerbahçe (en donde solo jugó un partido) fue donde la crisis de Robert se agravó. Fue ahí donde la depresión lo dañó a tal punto que debía aprender de nuevo a levantarse por su cuenta o a hacer las cosas por si solo. Puede parecer algo mínimo e insignificante, pero para una persona con esa enfermedad es una dificultad. Personas así no pueden estar solas, de hecho en el libro queda claro no solo como Teresa, su esposa, debía preocuparse siempre de Robert. Jörg Neblung, su agente, siempre estuvo con el hasta los últimos días tanto que fue el padrino de Lara, hija de Robert y Teresa.
Después de varios meses intentando levantarse, aceptar una psicoterapia y tomar medicamentos, Enke volvería al fútbol con el CD Tenerife, en la Segunda División de España. No le pagaban mucho y estaba en una liga de segunda, pero cuando empezó a jugar su confianza se recuperó y ayudó al Tenerife a terminar en mitad de tabla (cuando llegó, estaban en zona de descenso). Pero además se dio la noticia de que iba a ser padre de Lara y por si fuera poco, después de finalizada la temporada 2003/2004 volvería a la 1.Bundesliga fichando con Hannover 96. La vida empezaría a mejorar.
Ya siendo titular en Die Roten, Enke se consolidó en el titular en un equipo que estaba peleando por quedar a mitad tabla, era feliz en el Vestidor 2 en donde compartía y comía salchichas con los compañeros del club, además que si cometía errores los superaba de inmediato y seguía adelante. Todas las buenas actuaciones le valieron para volver a ser convocado a la selección de Alemania por parte de Joachim Löw y ser parte de la delegación que estuvo en la Euro de Austria/Suiza 2008 siendo el tercer portero. Por último, era capitán en Hannover. Todo iba bien.
Pero la vida le dio un duro golpe. La muerte de Lara a raíz de problemas cardíacos fue el inicio de la recaída de Robert. El Hannover 96 no estaba pasando por un buen momento, aquel Vestidor 2 que tantas risas le aportó desapareció, pero sobretodo la presión que le estaba generando ser jugador de la selección le empezó a pasar la cuenta.
Es sabido que la prensa alemana puede ser bastante dura y hasta crear rivalidades como cualquiera de otro país, y eso quisieron provocar con Enke y René Adler (en aquel entonces portero del Leverkusen), pero en realidad ambos se respetaban mucho y se apoyaban. Pero cuando la depresión lo volvió a destrozar fue donde las cosas se pusieron difíciles. Robert rara vez hablaba del tema en público, pero ahora que era seleccionado no quería mencionarlo para no parecer débil. Pasaban las semanas y se sentía cada vez peor, siendo el momento más crítico cuando Alemania debía jugar un duelo clasificatorio a Sudáfrica 2010 contra Azerbaiyán en Hannover. Se sentía decaído y sin energías, pero como no quería hablar de la depresión y tampoco quería tomar tratamiento, al final se dijo que era un "virus" que lo dejó fuera. Aún así, seguía jugando en su club, manteniendo la capitanía. Por último, con Teresa habían adoptado a Leyla, su segunda hija.
Llegó un momento en Robert ya daba señales de alerta de un posible suicidio, seguía manteniéndose el silencio en público, y a pesar de los esfuerzos, Enke decidió acabar con su vida en noviembre 10 del 2009 en las vías del tren en Eilvese.
Hay muchos detalles que en el libro de Ronald Reng son necesarios para entender que pasaba con el portero. Pero lo más importante es que la depresión es una enfermedad que no discrimina a nadie y que si bien puede pasar una vez en la vida, hay otras personas que pueden recaer. Es difícil hablar de estos temas debido a que no todos comprenden muy bien esta enfermedad y pienso que, como alguien que conoce muy bien de esto, que la vida de Enke representa muy bien los problemas que debemos enfrentarnos día a día. Pero al mismo tiempo y a pesar de todo, Enke siempre tuvo el talento y de no ser por los problemas que tuvo, fácilmente pudo haber sido el titular sólido de Alemania en Sudáfrica 2010. Siempre fue un buen profesional, algo que en Hannover siempre se destacó y siempre fue un buen compañero de profesión, algo que gente que fue compañero de el como Marco Villa (su mejor amigo en la vida), Víctor Valdes, Álvaro Iglesias, Hanno Balitch, Michael Tarnat, René Adler y otros más lo pueden mencionar. En Portugal lo siguen recordando de buena manera, de hecho Robert quería volver a Lisboa donde lo apreciaban cuando estaba vivo. Si hasta José Mourinho lo quería para el Porto cuando jugaba en Benfica. Y quizás lo más importante y tal como decía Teresa: el no era una persona infeliz, porque a pesar de todo, siempre habían momentos de felicidad con el.
Mientras tanto, en Hannover 96, nunca olvidarán a su capitán. De hecho, siempre se mostró agradecido con el club y se mantuvo con ellos a pesar de que las ofertas para emigrar a mejores clubes nunca le faltaron.
Nunca te olvidaremos, Robert Enke.
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